Academia Rada

magia
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01 de Enero de 1970

Un profesor de Sevilla aspira a un premio mundial por enseñar con magia.

Xuxo Ruiz emplea el ilusionismo en sus clases para motivar y favorecer el aprendizaje.

Las matemáticas o la biología entran mejor con magia. Es la premisa de Xuxo Ruiz Domínguez (Cádiz, 1975), un profesor de Primaria del colegio San Sebastián de Albaida del Aljarafe (Sevilla) que ha sido seleccionado entre 40.000 docentes como candidato al premio Global Teacher, un galardón de la Varkey Foundation dotado con un millón de dólares.

Los alumnos de Xuxo Ruiz están deseando ir al colegio. Sus clases son un espectáculo. De un libro salen palomas o un billete de cinco euros puede convertirse en uno de 500. Así han aprendido la tabla del nueve o los primeros conocimientos del mundo animal. Su experiencia se ha plasmado en el libro Educar con magia.

El joven maestro Xuxo Ruiz afirma que el uso de trucos y el ilusionismo hace gracia a los alumnos, les motiva y fomenta su creatividad. "El aprendizaje emocional no se olvida. Si el cerebro no se emociona, no se aprende", asegura mientras sus alumnos esperan impacientes la próxima lección.

Su selección como aspirante al premio no ha interrumpido su mágica vida cotidiana e intenta seguir con su labor en el colegio sevillano donde imparte sus ilusionantes clases que han llamado la atención entre las candidaturas de 173 países. "Me apunté el último día animado por amigos y compañeros", recuerda en el aula.

"Los estudiantes son más felices, mejoran su concentración, su comportamiento y sus resultados académicos", afirma Xuxo Ruiz, quien añade que ha percibido que esta forma de motivar a sus alumnos les mejora sus dotes comunicativas y sus capacidades de presentar sus dudas y conocimientos, además de generar confianza y autoestima.

Además del libro, este maestro imparte conferencias sobre las herramientas de apoyo pedagógico. Su práctica docente ha recibido ya el reconocimiento de la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía, que le otorgó el año pasado el premio al Mérito en la Educación.

Afirma que fue mago antes que maestro porque uno le sacó una moneda de la oreja cuando era niño y se enganchó a la ilusión. En 1994 comenzó lo que denomina "magiasterio" en Sevilla y lo que hacía de forma puntual pasó a formar parte de su método cotidiano de enseñanza. Lo utiliza en todas las clases y para mediar en conflictos, para llamar la atención o para enseñar valores.

Enseña la tabla del nueve usando los diez dedos de la mano y bajando el que queramos multiplicar. A la izquierda queda el número que indica la decena y a la derecha, las unidades. También utiliza un vaso cubierto con un plástico y una moneda encima que cae mágicamente sin romper la membrana para explicar conceptos tan complicados como la ósmosis a sus pequeños alumnos.

"Los niños vienen felices y yo también", afirma para desenterrar el síndrome del profesor quemado, que no ha mermado su vocación. Esta la lleva hasta en sus días libres. El último puente de la Constitución se llevó las cartas de sus alumnos para Papá Noel a Laponia y retransmitió en directo la entrega de las misivas. También ha hecho concursos de cocina implicando a famosos chefs y ha realizado una película con un curso de quinto.

Si gana el premio, piensa usarlo en un proyecto "mágico educativo para el mundo" porque defiende que el maestro es responsable de la sociedad del futuro y merece todo el esfuerzo. Es su vocación y su pasión. La misma que le ha llevado a disponer de un récord Guinness por la clase solidaria más multitudinaria, una actividad de la Fundación Abracadabra, a la que pertenece, que llevó el aula a 2.573 niños hospitalizados.