Academia Rada

Nashira
Nashira
01 de Enero de 1970

La motivación está ampliamente considerada un factor fundamental en la vida humana.

Es de vital importancia que la motivación actúe como refuerzo positivo destinado a la consecución de los objetivos educativos planteados.

La motivación es un valor que abarca todos los factores internos o externos que determinan, parcial o totalmente, nuestras acciones. Íntimamente relacionada con la tenacidad y la constancia, su importancia ha sido puesta en valor a lo largo de los últimos meses, a propósito de las dificultades anímicas que para muchos ha comportado el confinamiento, y que ahora, de la mano del regreso a una relativa normalidad, cobra una renovada importancia en ámbitos que van desde lo personal hasta lo social, pasando inevitablemente por lo educativo, ya sea este último caso en su acepción digital y a distancia o en su recuperada vertiente presencial.

Apuntes sobre la motivación educativa

La motivación está ampliamente considerada un factor fundamental en la vida humana, en cuanto nos permite alcanzar los objetivos propuestos y, con ello, sobrevivir. Este elevado grado de consenso alrededor de su importancia no se traslada a las incontables teorías que, desde campos como la filosofía, la ciencia o la sociología, han intentado encontrar un origen concreto e integral a su existencia, pero sí ha hecho posible la diferenciación entre dos tipos básicos de motivaciones, que os apuntamos a continuación:

Motivación intrínseca: como su nombre indica, esta motivación proviene del propio individuo y no de una posible compensación externa a su voluntad e intereses particulares. Se la considera la motivación más efectiva de las posibles, dado que su carácter muchas veces emocional provoca que los que se valen de ella se involucren personalmente en alcanzar sus metas.

Motivación extrínseca: contrapuesta a la anterior, la motivación extrínseca depende de estímulos ajenos al individuo, como el dinero o el reconocimiento público, que refuerzan su toma de decisiones y constancia de forma indirectamente relacionada con la labor que quiere llevar a cabo.

Ambas tipologías encuentran su eco en el mundo educativo a través de algunos de los elementos que componen el proceso formativo de los estudiantes. Visto así, el ámbito afectivo y emocional del alumnado, la concepción que tiene de sí mismo, y sus conocimientos y habilidades competenciales previos quedarían integrados en el lado intrínseco de la balanza motivacional, mientras que las materias a aprender, el entorno escolar, el profesorado y su relación con el resto del alumnado pertenecerían al bloque motivacional extrínseco.

Dos modelos motivacionales para un mismo objetivo cuyo equilibrio cambia cuando se aplica al aprendizaje a distancia, que requiere de una mayor motivación intrínseca para funcionar dada la (comparativamente) menor cantidad de refuerzos externos propios de la motivación educativa extrínseca.

Cómo motivar a tus estudiantes

Independientemente de si se trata de un aprendizaje presencial o a distancia, a través de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), la motivación es un factor crucial para que el proceso formativo de todo estudiante no sea ya efectivo, sino que llegue a tener lugar. Pero, para lograrlo, y aunque pueda parecer una obviedad, es de vital importancia que la motivación actúe como refuerzo positivo destinado a la consecución de los objetivos educativos planteados, y no como generador de rechazo hacia los mismos. A continuación, os apuntamos algunas estrategias motivacionales para que vuestros estudiantes saquen fuerzas de cara a seguir aprendiendo, pese a lo ocasionalmente desmotivador de las circunstancias, y ya sea desde casa o con la mirada puesta en el regreso a las aulas.

Sea en un entorno presencial o virtual, cread un clima en el que el alumnado pueda sentirse cómodo y arropado afectivamente, especialmente en edades tempranas, conociendo sus expectativas y posibilidades para intentar establecer un itinerario de aprendizaje a medio camino entre lo ilusionante, por posible, y lo suficientemente difícil como para suponer un reto para el estudiante.

Clarificad sus intereses, intentando relacionarlos, intrínseca o extrínsecamente, con los objetivos educativos que se hayan o les hayan marcado, dotándolos de un sentido último que vaya más allá de la simple cumplimentación de una tarea, o de la memorización de uno o varios conceptos. De este modo, podrán superar con mayor facilidad los baches motivacionales con los que se encuentren a lo largo de estos meses.

Supervisad su labor, animándolos a redactar una bitácora con sus progresos y manteniendo en lo posible el contacto con ellos y ellas, ya sea de forma presencial como a distancia, gracias a las TIC. Igualmente, el repaso de las materias y la elaboración de autoevaluaciones y la puesta en común entre estudiante y docente de los resultados, de cara a establecer ejes de mejora y celebrar los logros alcanzados, son una magnífica herramienta motivacional.

La interactividad entre estudiantes o simplemente entre iguales mejora su motivación y permite el desarrollo de su autoimagen a través de las relaciones que mantiene con los demás. A efectos prácticos, este factor social de la motivación se ha visto puesto en entredicho con el cierre de los centros educativos, pero puede resolverse, ni que sea mínimamente, en un espacio digital que permita trabajos en grupo, foros de discusión o debates abiertos, siempre regidos por los principios de la netiqueta para garantizar su funcionamiento.